¿Una ciencia deficiente o una nueva frontera? El debate acerca de la psicología positiva para la salud
Jeremy McCarthy, MAPP '09, es el director del grupo de SPA del Grupo de Hoteles Mandarín Oriental, lleva su división de spa de lujo, de renombre internacional, lleva 44 proyectos a nivel mundial abiertos o en desarrollo. En el blog de Jeremy, La Psicología del Bienestar, oferta cursos y también ofrece un seminario gratuito sobre el Liderazgo Positivo. También es autor del libro La psicología de Spas y Bienestar: Una guía para la Ciencia de la Curación Holística. También puedes darle a "me gusta" en la página La Psicología del Bienestar en Facebook o seguir en Twitter a Jeremy (@jeremycc). Biografía completa. Sus artículos anteriores en inglés están aquí. Y también puedes encontrar sus otros artículos traducidos al español aquí.
By Jeremy McCarthy on June 9, 2011
Traducido por Mónica Campero
La Sociedad de Medicina Conductual recientemente publicó un debate acerca de las implicaciones para la salud de la psicología positiva. El uso de la psicología positiva para el cuidado de la salud ha sido un tema un tanto controversial, ya que algunas personas piensan que demasiada positividad u optimismo pueden ser dañinos para la salud, o provocar que los individuos sean laxos en relación a la misma.
Algunos piensan que la felicidad es una “delicadeza trivial”, incapaz de generar beneficios para la salud que tengan un impacto significativo y que no merece la pena una investigación seria. Algunas personas previenen acerca de la “tiranía del pensamiento positivo” predominante en el género de “autoayuda”, desde Norman Vincent Peale hasta “El Secreto”. Enseñar a la gente a pensar en enviar lejos sus enfermedades, no sólo podría ser un consejo mortalmente equivocado, sino que podría hacer que las personas enfermas se sintieran peor, al presionarlas a sentirse culpables por su falta de habilidad para conquistar sus enfermedades con positividad.
En un lado del debate, Lisa Aspinwall y Richard Tedeschi sugieren una aproximación cautelosa a la ciencia, pero muestran las investigaciones que apoyan el papel de los constructos de psicología positiva (“sentido de coherencia”, optimismo, encontrar beneficios y crecimiento post-traumático) en resultados benéficos para la salud.
James Coyne y Howard Tennen toman una postura más crítica en relación a la psicología positiva y argumentan, que al menos en lo que se refiere al cáncer, la ciencia está plagada de “ciencia mala, presuposiciones exageradas y medicina no comprobada”. En relación a las investigaciones, sugieren que la evidencia que apoya los beneficios de enfrentar el cáncer con una actitud positiva, el buscar beneficios y el crecimiento post-traumático, es bastante débil y que existe un sesgo en lo que se publica al respecto (sólo se aceptan para publicación, aquellos artículos en los que se encuentra una relación).
Los participantes de ambos lados del debate coinciden en que es necesario mirar la ciencia de una manera crítica y previenen acerca del mal uso o exageración de la importancia del enfoque positivo. Ambas partes están de acuerdo en que la psicología positiva es mucho más que sólo “pensar positivo”. Esta es un área en donde escucho a muchos psicólogos positivos coincidir con vehemencia.
Pero Coyne y Tennen cuestionan si el crecimiento post-traumático es algo que podemos definir y
medir, dado que las personas no pueden cuantificar su propio crecimiento; y aunque pudieran, no podrían realmente identificar qué tanto se le podría atribuir a la experiencia del trauma. Estos investigadores sienten que las intervenciones se desarrollan en base a una ciencia limitada.
Aspinwall y Tedeschi sienten que ésta es una interpretación equivocada de la investigación. La memoria de las personas acerca de su crecimiento y cómo lo relacionan a su trauma, son cosas válidas para estudiar; a pesar de que sean más subjetivas que objetivas; y desarrollar intervenciones acerca de estos aspectos permite a las personas probarlos y aprender más de estas complejas relaciones.
También sienten que Coyne y Tennen, al enfocarse únicamente en la mortalidad por cáncer, no están queriendo reconocer los beneficios de estos aspectos positivos en una variedad de resultados relacionados con la salud. Ellos argumentan que aunque la investigación sobre la mortalidad por cáncer, no sea muy fuerte, la psicología positiva podría ayudar de otras formas a los pacientes con cáncer, como en la calidad de vida y en el manejo del dolor.
Aspinwall y Tedeschi muestran que la mayoría de los investigadores, de hecho previenen contra el mal uso de las investigaciones y que el apoyo proveniente de la evidencia para encontrar beneficios y crecimiento post-traumático es más fuerte de lo que harían creer a sus lectores.
Esencialmente, este tipo de debate es bueno para la ciencia. El que haya personas a ambos lados de un argumento, las hace cuestionar sus puntos y lo que asumen. Coyle y Tennen señalan los retos de no tener este tipo de debates y de permitir que las presuposiciones dominantes guíen la ciencia.
Aspinwall y Tedeschi nos recuerdan que no podemos permitir que las limitaciones en la ciencia nos detengan el estudiar y experimentar con nuevas ideas que se suman al lado positivo de la salud y la vida.
Juntos, ambos grupos de investigadores muestran el espíritu del cuestionamiento y debate científicos. No tenemos todas las respuestas por lo que debemos continuar haciendo preguntas.
Referencias
Aspinwall, L. G. & Tedeschi, R. G. (2010). The value of positive psychology for health psychology: Progress and pitfalls in examining the relation of positive phenomena to health. Annals of behavioral medicine, 39:4-15.
Aspinwall, L. G. & Tedeschi, R. G. (2010). Of babies and bathwater: A reply to Coyne and Tennen’s views on positive psychology and health. Annals of Behavioral Medicine, 3927-42.
Coyne, J. C. & Tennen, H. (2010). Positive psychology in cancer care: Bad science, exaggerated claims, and unproven medicine. Annals of Behavioral Medicine.
Coyne, J. C., Tennen, H., & Ranchor, A. V. (2010). Positive psychology in cancer care: A story line resistant to evidence. Annals of Behavioral Medicine, 39: 35-42.
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