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El Estilo Explicativo Optimista Apoya una Buena Salud

By on 26/02/2017 – 04:32  No Comment

Jorge Luis Aurich Cornejo, MBA por la Universidad de Piura - IESE Business School, Coach, especialista en Psicología Positiva y candidato para el Master en Nutrición. Alto ejecutivo de 17 años de experiencia. Profesor universitario. Dedicado en la actualidad a entrenar y dar conferencias en el desarrollo personal y el liderazgo y para mostrar cómo se puede impulsar nuestra salud, vitalidad y nuestra eficacia. Sitio web. Los artículos de Jorge están aquí.



Traducido por Erika Rubio

 

A pesar de que muchos estudios muestran que es posible ser feliz incluso con alguna enfermedad, es claro que la salud es una meta sumamente importante para nuestro bienestar y desarrollo personal.

La Psiconeuroinmunología es la ciencia que estudia la relación entre los pensamientos, las emociones y el sistema inmunológico. Los pensamientos persistentes acerca de situaciones estresantes afectan el sistema inmunológico. Pensar y creer que uno no puede tener un efecto positivo en la propia vida, puede tener un efecto negativo para la salud. Esto lo podemos encontrar en estudios realizados por Madelon Visintainer, mencionados en el libro de Martin Seligman, Learned Optimism. Recientemente La Rosa ha encontrado estudios con resultados similares, incluyendo

  • Los pesimistas tienden a tener presión alta.
  • Las emociones positivas disminuyen el ritmo cardiaco, la presión sanguínea y los niveles de cortisol en el sistema circulatorio.
  • Las parejas que tienen conflictos maritales tienen una mayor dificultad para sanar heridas y respuestas del sistema inmune más débiles.

Algunos experimentos muestran que las emociones positivas y los pensamientos positivos pueden tener efectos protectores para nuestra salud. Sin embargo, me parece que no muchas personas saben que pueden cuidar su salud a través de cuidar sus hábitos de pensamiento.

Mis Experimentos con Ejecutivos

Hace unos meses exploré la relación entre el resultado de la salud y un estilo explicativo, en el mismo grupo de 200 ejecutivos que describí en un artículo anterior. El grupo constaba de 119 hombres y 81 mujeres de las principales compañías de Perú. Dividí a los ejecutivos en dos grupos basándome en el Cuestionario de Estilo Atribucional de Seligman, utilizando la versión corta de 32 ítems que no incluía un factor de personalización. Uno de los grupos tenía estilos predominantemente optimistas y esperanzadores, mientras que en el otro predominaban estilos pesimistas y sin esperanzas.

Observé la manera en que sus estilos exploratorios relacionaban dos variables de salud:

  • Índice de Masa Corporal (IMC)
  • El estado de salud en los tres meses previos a la investigación, particularmente enfocándome en si habían sufrido problemas tales como gripa, fiebre, dolor de garganta, faringitis o infección en ese periodo de tiempo.

El IMC es una medida muy popular en el campo de la nutrición porque es fácil de calcular y se relaciona con la predisposición a sufrir problemas cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial y otras enfermedades.

Aquí están los resultados de nuestro estudio (mostrados en la siguiente figura):

Condición Ejecutivos Optimistas Ejecutivos Pesimistas
IMC en el rango de sobrepeso

36%

52%

Infección en los últimos 3 meses

41%

76%

Encontramos que los ejecutivos con un estilo optimista tenían más probabilidad de encontrarse dentro de un rango normal de peso de acuerdo a su tamaño y edad, permitiéndoles disfrutar de una mejor salud. Aquellos con un estilo pesimista tendían a pensar que no tenían un control directo sobre su peso y eran más propensos a tener sobrepeso y un mayor riesgo de enfermedad.

Con respecto a la infección, aquellos con un estilo optimista parecían tener sistemas inmunes que hacían mejor frente ante la exposición de virus, bacterias y otros patógenos, puesto que resistían mejor las enfermedades.

¿Cómo afecta a la salud el estilo de pensamiento?

De acuerdo con Seligman, hay cuatro maneras en que el estilo pesimista impacta la salud.

La primera forma es biología básica. Por ejemplo, los glucocorticoides tienen un efecto depresivo en el rol defensivo de las células T y NK o células asesinas. Estos mecanismos han sido estudiados por Robert Sapolsky desde el punto de vista del estrés y su relación con la depresión. Tanto el estrés como la depresión están relacionados con un estilo de pensamiento pesimista.

La segunda forma tiene que ver con hábitos. Los individuos pesimistas y sin esperanzas tienen menos hábitos sanos puesto que tienden a considerar que sus acciones tienen poco efecto en las circunstancias, tienen una mayor predisposición a abandonar sus tratamientos médicos y a no seguir indicaciones.

Una tercera manera tiene que ver con el creciente número de situaciones complicadas a las que se enfrentan las personas pesimistas como resultado de sus propias decisiones y comportamientos.

Finalmente, la cuarta manera está relacionada con la baja calidad de relaciones y apoyo social que viene de el rol pasivo por el cual se tienden a inclinar las personas pesimistas.

Parece que el estilo de pensamiento optimista se convierte en un escudo protector ante la enfermedad. Este es un elemento sumamente importante en el contexto laboral porque requiere de energía continua así como recursos físicos y mentales para lidiar con retos cotidianos, estrés y metas en los negocios. Los costos de la enfermedad afectan a las compañías en términos de baja productividad y ausentismo. La sociedad se enfrenta al uso de recursos económicos para tratar enfermedades y los individuos se enfrenan a una menos calidad de vida con un incremento en el riesgo de enfermedades.

Me parece que es sumamente importante que las personas estén conscientes de que el manejar patrones de pensamiento puede afectar la salud y el bienestar.

Referencias

Aurich Cornejo, J. L. (2016) Hope and optimism in Peruvian executives. Positive Psychology News.

La Rosa Rodríguez, E. (2014). De la felicidad a la salud. Cómo ser feliz para tener buena salud. Lima, Peru: FCE. More information.

Peterson, C. (1988). Explanatory style as a risk factor for illness. Cognitive Therapy and Research, 12, 117-130. Abstract.

Peterson, C., Semmel, A., von Baeyer, C., Abramson, L. T., Metalsky, G. I., & Seligman, M. E. P. (1982). The Attributional Style Questionnaire. Cognitive Therapy and Research, 6, 287-300.

Sweeney, P.D., Anderson, K, & Bailey, S. (1986). Attributional style in depression: A meta-analytic review. Journal of Personality and Social Psychology, 50, 974-991. Abstract.

Sapolsky, R. M. (2004). Why Zebras Don’t Get Ulcers, Third Edition. New York: Holt.

Schneider, S. (2001). In search of realistic optimism. Meaning, knowledge, and warm fuzziness. American Psychologist, 56(3): 250-63. Abstract.

Seligman, M. E. P. (2006). Learned Optimism: How to Change Your Mind and Your Life. 2nd Edition. New York: Vintage.

Seligman, M. E. P. (no date) Attributional Style Questionnaire. Questionnaires for researchers at the Penn Positive Psychology Center.

Visintainer, M. & Seligman, M. E. P. (1983). Fighting cancer: The hope factor. American Health, 2 (4), 58-62.

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