Mi experiencia en un curso de Mindfulness. Práctica, teoría y aplicaciones
Marta Velázquez Gil es psicóloga e investigadora. Ha publicado investigaciones en revistas científicas y en congresos a nivel nacional e internacional. Su mayor interés se centra en el estudio de los términos culturales y su relación con el bienestar. Dentro de esta temática, su mayor pasión es el sisu, un término finlandés que apela al espíritu y fortaleza que permite a las personas perseverar a través de las dificultades a pesar de sentir que han llegado al final de sus capacidades físicas o mentales. Sus artículos están aquí.
Nota de la autora: Quiero lanzar este artículo no sin antes dar las gracias a todas aquellas personas extraordinarias que han participado conmigo en esta experiencia. Gracias por compartir.
Llegaba de Amsterdam, y según aterricé en el aeropuerto de Barajas de Madrid me dirigí en coche hacia allí. Llegué a la hora del descanso y por ello la sala estaba vacía aunque Agustín, mi profesor, aún se encontraba dentro. Me acerqué a él y con cierta incertidumbre le pregunté: “¿Es aquí el curso de mindfulness?”.
Era 8 de julio y llegaba con un día de retraso, pero eso no quitó que tanto el profesor como los demás compañeros me recibieran de forma agradable y afectuosa.
“Mindfulness: práctica, teoría y aplicaciones” se trataba de un curso de la Escuela Complutense de Verano, llevado a cabo por Nirakara Mindfulness Institute y dirigido por los directores Dr. Agustín Moñivas Lázaro y Dr. Gustavo García Diex. Se impartían clases tanto teóricas como prácticas, lo que me llevó a inscribirme ya que parecía muy prometedor.
Cuando todos llegaron del descanso, me presenté. Y tras este inciso, comenzó la clase.
“Estás allí donde se enfoca la atención”
Mindfulness o atención plena significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Este tipo de atención o consciencia nos ayuda a vivir de una manera consciente en el aquí y el ahora dejando de lado el llamado “piloto automático” y la tendencia de nuestra mente a viajar a cualquier parte y no atender a lo que está sucediendo justo en este momento.
La práctica de la atención plena puede llegar a convertirse, en muchos casos, en un estilo de vida. De aquí que Jon Kabat-Zinn, referente mundial de mindfulness en Occidente por haber introducido su aplicación terapéutica, la considere una manera de ser o una actitud ante la vida más que una técnica.
No obstante, la atención plena no deja de ser una práctica que constituye una forma poco usual de lidiar con nuestros estados mentales si bien la manera común de reaccionar ante estos reside en la aversión, la evitación o el apego. Mindfulness adopta una postura distinta. Apela a la observación de las sensaciones tal como se nos presentan sin intentar cambiarlas. De modo que no se centra en cambiar los estados mentales, sino la manera en la que nos relacionamos con ellos. De esta forma logramos desarrollar un control sobre la reactividad de la mente y con ello, un estado interno de calma y serenidad.
Moldeamiento de la mente a través del cuerpo
El curso constaba de 30 horas de práctica que incluían tanto meditación como yoga, lo cual nos ayudaba a interiorizar los conocimientos adquiridos en la teoría y a vivir en primera persona la experiencia de la práctica.
Aunque la mente esté sumida en pensamientos aferrados al pasado o cavilando sobre el futuro, el cuerpo siempre está aquí, en el presente. Y ello nos brinda una estrategia excepcional para anclar la mente a la realidad inmediata mediante el mismo.
La práctica espiritual es una práctica corporal. La postura de loto muestra un gran equilibrio entre los dos sistemas nerviosos y es una postura de alerta y de lucidez. ¿En qué postura se encuentra mi cuerpo en el momento presente? ¿Qué tipo de sonidos están apareciendo en este momento? La práctica enfocada a las sensaciones agradables o desagradables del cuerpo, las posturas de este o la respiración, logra incrementar el flujo de la atención plena a través del mismo.
Aplicaciones en terapia
De la mano de Guillermo Blanco Bailac, tomaron parte las terapias de tercera generación. En concreto, la Terapia de Aceptación y Compromiso y la Terapia Dialéctico Conductual, en las cuales el mindfulness se percibe como una técnica más dentro de una batería de intervenciones cognitivo-conductuales.
Del mismo modo, Miguel Ángel Santed abordó el uso del mindfulness en la interacción terapéutica. Nos hizo reflexionar sobre hasta qué punto es posible estar en “El Testigo”, que es como se define mindfulness, al mismo tiempo que atiendes al paciente. Una pequeña técnica a la que hizo alusión fue la de comenzar las sesiones con una breve meditación, de esta manera logramos el adulto/mindfulness tanto del cliente como del psicoterapeuta. Y desde aquí, tomar conciencia de los estados del ego y llevar la catexia a los estados positivos. Sin embargo, añadía también la desventaja de que el entrenamiento en mindfulness requiere más tiempo que el que se requiere para el entrenamiento en habilidades interpersonales y que falta precisar qué tipo de entrenamiento, cuándo y en qué formato se requiere para entrenar las relaciones terapéuticas. En esta línea hizo alusión a la escasez de resultados concluyentes aunque no obstante, apuntaba la importancia de seguir investigando.
Compasión en la vida y en la terapia
Vicente Simón nos introdujo la compasión, que se entiende en base a dos elementos: el emocionarse por el sufrimiento y el deseo de aliviarlo. Señalaba que el concepto de compasión y el concepto de lástima tienden a confundirse, pero ambos albergan connotaciones que los distinguen. La lástima, a diferencia de la compasión, contiene un ligero sentimiento de superioridad sobre el individuo que sufre. La compasión, por el contrario, se siente entre iguales.
En relación a la terapia, Vicente apuntó las ventajas que suponía adoptar una postura compasiva en la interacción terapéutica a diferencia de una postura empática. Conocemos empatía como “el espejo” de lo que la otra persona está sintiendo, de forma que esto nos puede llevar al sufrimiento a diferencia de la compasión, la cual añade el deseo de aliviarlo y por tanto se genera un equilibrio.
De igual manera abordó la autocompasión, la cual reside en el hecho de no excluirse a sí mismo del círculo de compasión, apelando también al individuo que no puede sentir compasión por los demás sin antes haber sentido compasión por sí mismo.
La libertad es un estado de consciencia
De la mano de Dokushô Villalba, primer maestro Soto Zen español de la historia, nos cuestionamos la percepción que teníamos sobre la realidad. Un árbol es simplemente una denominación. La palabra árbol no da frutos. Lo que nos da a entender esto es que árbol no es una entidad física sino una representación mental de aquello que denotamos. De esta manera, caemos en la cuenta de que la realidad es una construcción mental y que por tanto, la sociedad vive en una ilusión colectiva en la que todos participamos de forma activa.
El intento de hacer permanente lo que por su propia naturaleza es efímero conduce indefectiblemente al sufrimiento, afirmaba Dokushô. Desde aquí nos aproximamos a las causas del dolor y el sufrimiento humano abordando el concepto de ignorancia, que hace referencia al estado existencial en el que la mente está ofuscada, viviendo en un sueño, engañada e ilusa. La ignorancia sucede cuando otorgamos a lo impermanente la cualidad de permanente. Todo lo que aparece desaparece, y cuando no aceptamos esto surge la ignorancia, la cual viene ineludiblemente acompañada de dolor y sufrimiento.
La práctica budista va destinada a disolver esta ignorancia y ver la realidad tal y como es, y la atención plena es la encargada de ello. Cabe aclarar, en este punto, que el objetivo de la atención plena no es la erradicación de la patología, sino el alcance del gozo interno.
Hay un instinto innato de felicidad que todo ser vivo posee, y Mónica Cavallé, lo explica muy bien: “La crisis es un síntoma de que el crecimiento está encontrando resistencias, actitudes e ideas que necesitan ser cuestionadas. Detrás de toda crisis hay un signo de salud, esto es, que no podemos renunciar a ese impulso que nos conduce a nuestra salud integral”.
La práctica de la atención plena pone a nuestro alcance las herramientas necesarias para nuestro desarrollo personal y espiritual. Bien cabe decir que el poder de cambio radica en las personas, y que el compromiso y la motivación juegan un papel clave a la hora de notar cambios significativos en la vida del practicante. La pregunta que ha de hacerse cada uno ahora es, ¿siento que ha llegado mi momento?
Referencias
Kabat-Zinn, J. (2011). El poder de la atención. 100 Lecciones Sobre Mindfulness: Extractos De Vivir Con Plenitud Las Crisis. Barcelona: Kairos.
Moñivas, A., García-Diex, G. y García-De-Silva, R. (2012). Mindfulness (Atención plena): Concepto y teoría. Portularia, 12, 83-89.
Simón, V. y Germer, C. K. (2011). Aprender a practicar mindfulness. Barcelona: Sello Editorial.
Villalba, D. (2000). Siempre ahora.Enseñanzas del maestro zen Dokushô Villalba. Madrid: Ediciones Miraguano.
Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Wq1BSQCkEwo&feature=youtu.be
Página web: www.nirakara.org
Imágenes
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