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¡Paremos la sobreprotección! ¡Dejemos jugar a los niños!

By on 14/03/2013 – 00:28  One Comment

Thomas Heffner, MAPP 2012, es Psicólogo Positivo, consultor organizacional e ingeniero eléctrico en Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory, donde utiliza aplicaciones de la psicología positiva organizacional, y el entrenamiento de fortalezas para ayudar a crear una organización próspera e innovadora. Además, Thomas ayuda a enseñar habilidades de resiliencia a los soldados del ejército de los Estados Unidos como facilitador del master en entrenamiento de la resiliencia (MRT). Está interesado en encontrar formas efectivas de aplicar sus últimos hallazgos dentro de sus investigaciones y la intersección de la resiliencia y la curiosidad. Sus artículos anteriores en inglés están aquí. Y también puedes encontrar sus otros artículos traducidos al español aquí.



Traducción: Merche Ovejero

Tom ¿puedes recomendarme una buena escuela de preescolar para mi hija de 4 años? Aprendió por si misma a leer y a escribir, así que necesita ser un lugar que le imponga un desafío.

Estas fueron las primeras palabras que mi nueva colega me dijo después de nuestra presentación formal. Ella era nueva en el área y estaba buscando algún consejo. Quizás para algunas personas, o un poco más que algunas, podrían admirar la devoción de esta mujer por el aprendizaje de su hija. Sin embargo, mientras la escuchaba hablar animadamente sobre sus sesiones nocturnas de matemáticas y lectura, me quedé pensando cuánto tiempo debería tener su hija para jugar. Eso me entristeció intensamente porque el juego en la infancia es realmente importante para el desarrollo de nuestros niños.

Jugar me ayudó a ser ingeniero

Cuando reflexiono sobre mi infancia, veo como el jugar me ayudó a convertirme en un ingeniero exitoso. Cuando era niño, uno de mis juegos favoritos era construir cosas. No importaba lo que involucrara el proyecto -construir fuertes hechos de almohadas y mantas, maquetas de aviones, castillos de arena y coches soapbox- ¡me encantaba construir cualquier cosa!

Afortunadamente, mis padres me animaron la pasión por construir y crear, y a lo largo del tiempo desarrollé una curiosidad por cómo y por que funcionan las cosas en el mundo. Por ejemplo, cuando estaba construyendo mi coche, le preguntaba a mi padre cosas como ¿qué pasa si se hacen las ruedas más grandes? Lentamente, y a lo largo de mi infancia, empecé a comprender y a perfeccionar mis habilidades para resolver problemas. Este desarrollo fue mi importante porque ahora trabajo como ingeniero, y resolver problemas es una habilidad técnica. Es la única habilidad que uso todos y cada uno de los días.

El juego y la curiosidad

De acuerdo con Todd Kashdan, líder en la investigación de la relación entre la curiosidad y el bienestar, mi desarrollo de la curiosidad y la capacidad para resolver problemas a lo largo del juego tiene todo el sentido del mundo. En su libro, Curious, Kashdan dice que el juego es una experiencia placentera, y “un entrenamiento para los jóvenes…para desarrollar habilidades sociales y de resolución de problemas que dura toda la vida”. Si pensamos sobre la curiosidad, debería tener sentido también para nosotros. La curiosidad es el recurso para entender el aprendizaje, la experiencia de algo nuevo. Cuando jugamos, aplicamos la curiosidad de manera divertida, y nos lleva a aprender y agudizar nuevas habilidades, talentos e ideas.

Incluso más importante para nosotros como padres, cuando animamos a los niños a jugar y consecuentemente, a desarrollar su curiosidad, los empujamos al camino del éxito escolar, y, finalmente, en la vida. En su libro, Kashdan ofrece las principales conclusiones sobre estos estudios que confirman este hecho. Por ejemplo, los niños que tienen mucha curiosidad incrementaron su CI por encima de los niños más curiosos en un periodo de 8 años. No es sorprendente que varios estudios demostraran que la curiosidad predice calificaciones más altas y mejores exámenes en el colegio.

Pero la vida no es solamente hacer bien los exámenes o traer a casa un montón de calificaciones sobresalientes. Necesitamos aplicar lo que aprendemos. Aquí también, dice Kashdan, la curiosidad, por encima de todas las cosas, es un predictor importante de la voluntad que tienen los estudiantes para transferir el conocimiento adquirido en carreras e intereses a largo plazo.

El juego construye fortalezas y emociones positivas

Quizá tan importante como fomentar la curiosidad, el juego tiene el poder de cultivar las fortalezas y talentos de los niños. Solo necesito mirar a mi hijo jugando su juego favorito, el fútbol, para ilustrar este resultado. Llevarle al campo con un balón de fútbol supone que puede jugar durante horas él solo o con otros niños.  También se divierte cuando no está jugando, porque está constantemente preguntando cosas sobre el siguiente partido o el entrenamiento. A lo largo del tiempo, el fútbol le ha ayudado a desarrollar y enriquecer sus talentos naturales. Por ejemplo, aunque él no es extraordinariamente rápido, tiene gran resistencia. Correr todo el tiempo cuando juega fútbol ha aumentado su resistencia hasta el punto que puede correr conmigo y mi esposa, ¡como si fuésemos un equipo de relevos!

Además, el fútbol le ha ayudado a entender y cultivar el trabajo en equipo. Por mucho que quiera, ha aprendido que no puede anotar cada gol. Después de muchos partidos y experiencia, ahora entiende que tiene que pasar el balón a sus compañeros para que tengan la oportunidad de anotar un gol que ayude al equipo a ganar.

En el corazón del cultivo del talento y las fortalezas de mi hijo están las emociones positivas. Cuando juega, experimenta emociones positivas, como la alegría y el entusiasmo, por citar algunas. De acuerdo con Barbara Fredrikson, líder en la investigación de las emociones, las emociones positivas son cruciales para su edad porque le animan a ser abierto, a  continuar jugando y a explorar nuevas y variadas formas de pensar y actuar. En efecto, ayudan a construir y expandir nuestras habilidades y recursos a lo largo del tiempo. Para mi hijo, eso significa explorar qué sucede cuando te involucras con tus compañeros de equipo. Algunas veces, pasar el balón significa que podrás anotar un gol. En otras ocasiones, pasar el balón significa no anotar, o que tu equipo pierda.

Todo esto es parte de un proceso de construcción y expansión. El resultado final es que mi hijo ha desarrollado nuevas fortalezas que puede poner en práctica a medida que se enfrenta a desafíos más duros en la escuela y en la vida. Además continua jugando al fútbol y a otros juegos, y continua desarrollando nuevas fortalezas y talentos, así como mejorando su fortaleza de trabajo en equipo. Mientras utilice sus fortalezas, estas le ayudarán durante sus años en la escuela y serán aún más importantes en su vida laboral. Los estudios sobre el compromiso sugieren que mi hijo conseguirá los objetivos que se marque en el trabajo así como encontrar significado y pasión al mismo, si utiliza las fortalezas mientras trabaja, las fortalezas que está desarrollando y poniendo en marcha mientras juega.

“Sal y juega.”

Espero que estas ideas puedan convencerte, o incluso que te hagan pararte a pensar por un pequeño instante. Detengamos la sobreprotección. Tu hijo no tiene que saber álgebra o leer a Dickens desde que entra a la primaria. Dejemos que los niños sean niños mientras sean niños. Permitámosles jugar.  Animémosles para que hagan actividades que maximicen la curiosidad, las emociones positivas y el cultivo de talentos y fortalezas. Para tener más ideas sobre cómo enseñar a los niños a jugar, puedes leer el artículo de Peter Emmenegger. Aquí hay un resumen de sus ideas:

  • Salir a la calle a jugar siempre que se pueda: Los niños necesitan tiempo libre para desarrollar sus propios juegos y formas de jugar por ellos mismos o con sus amigos. Nada mata más la imaginación de un niño que los juegos de computadora o el último aparato electrónico. Simplemente siguen las normas del juego, y son pasivos y reactivos. Fuera, están forzados a generar sus propias reglas para los juegos en un ambiente multisensorial.
  • Animarles a que jueguen a algo natural: Limitar o disminuir las horas de televisión y de la computadora. Ver dibujos animados en la televisión es una actividad pasiva. En vez de eso, anima a tus hijos a que desarrollen sus propias historias, personajes y mundos. Si están acostumbrados a ver la televisión o jugar en la computadora, estate preparado para el aburrimiento, en un principio. Haz sugerencias para que un juego de fantasía ayude a poner en marcha la creatividad. Haz preguntas abiertas sobre los personajes. ¿Cómo encontró el rey Richard la forma de llegar a la luna?
  • Foméntales hacer deportes al aire libre reservando tiempo para explorar la naturaleza: Por ejemplo, cavar agujeros en la tierra, atrapar renacuajos con una red, coleccionar piedras del parque, o cazar insectos. Impulsar la curiosidad de los niños al cazar renacuajos y luego explicarles cómo se transforman en ranas.
  • Siempre recuerda la regla dorada de los juguetes: tiene que ser 90% niño 10% juguete. Queremos que la imaginación de los niños sea el motor que guíe el juego. Los juguetes sencillos requiere participación e imaginación. Los juguetes sencillos que pueden ser golpeados y lanzados, hacen que los niños creen juegos nuevos y divertirse con ellos desde el principio.

 

Referencias

Biswas-Diener, R., Kashdan, T. B., Minhas, G. (2011). A dynamic approach to psychological strength development and interventionThe Journal of Positive Psychology, 6(2), 106-118.

Emmenegger, P. (n.d.) Nurturing the playful mindNatural Child Magazine.

Fredrickson, B. (2009). Positivity: Groundbreaking Research Reveals How to Embrace the Hidden Strength of Positive Emotions, Overcome Negativity, and Thrive. New York: Crown.

Créditos de las fotografías  (Todas de Compfight con creative commons license )
Preschool courtesy of barnabywasson
Soapbox derby car courtesy of Mollenborg
Building Sandcastles courtesy of Dhammika Heenpella
Playing soccer alone courtesy of Macarena Viza
Playing soccer with others courtesy of cassimano
Climbing a tree courtesy of Mitchio

Kashdan, T. (2009). Curious?: Discover the Missing Ingredient to a Fulfilling Life. New York: William Morrow.

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